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Jonan Wiergo ha recibido su visita familiar en Supervivientes, bueno, concretamente la visita de su novio, Cristian, quien ha viajado a Honduras para dar un chute de ánimo a su chico que bien lo necesitaba. No hace mucho el influencer se rompía en la Palapa al recordar a su novio. El joven aterrizaba en Honduras confesando que Jonan(o Jonathan como le llama él) es el hombre de su vida y que no tenía nada preparado para decirle a su novio, pero antes de verle, el superviviente tenía que completar tres misiones para conseguir yesca y un chisquero con los que hacer fuego y encender ‘la llama de la pasión’ en un pebetero.
Jonan ya estallaba de ilusión cuando se revelaba una figura de cartón de su novio, Cristian, al grito de ‘creo en las hadas’. «¡Me encanta! ¡Qué divertido! Pónmelo difícil», gritaba de camino a la barca con la figura en la mano para arrancar su aventura.
Primero le tocaba coger yesca de un coco en la Playa de Cayo Paloma, donde encontraba las lentejas que un día comenzó a cultivar: «¡anda mis lentejas! Podridas ya están», decía sin perder la sonrisa constante y sin separarse ni un minuto de la figura de cartón de su chico. Tras ello aterrizaba en Playa de Cabeza de león para buscar el chisquero con el que hacer el fuego: «¡soy muy malo encontrando cosas, dame pistas!», pedía a Ion quien le ayudaba a encontrar el utensilio.
A su vuelta,con una sonrisa de oreja a oreja y sin poder ocultar la emoción que le hacía temblar las manos, conseguía en menos de medio minuto encender una fogata que hacía que Cristian apareciera.Emocionado, Jonan se abrazaba fuerte a su chico besándole y sin separarse de él. «Precioso, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Qué bien hueles», le repetía una y otra vez ante un tranquilo Cristian que le preguntaba qué tal estaba.
«Yo también te he echado de menos, los primeros días no pero luego ya sí, me aburro mucho», le confesaba Cristian a su chico. «Yo también, el primer mes estaba bien pero luego ya sí que me dio el bajón», explicaba Jonan. Un encuentro que ha emocionado a todos.
Pero si algo ha destacado de la visita es que Jonan había ganado anteriormente una recompensa: una ducha y tres cosas de su maleta, recompensa de la que disfrutaba junto a su novio. «Sentir limpio el cuerpo, increíble», explicaba Jonan después de ducharse y echarse su desodorante. «Me da mucha pena despedirme pero me ha dado tal subidón verle que estoy tranquilo», explicaba Jonan.
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