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Ya ha llegado el momento. Después de haber tenido varias conversaciones con Yaiza y su hija Mirian, Ginés ya está en España. Pero además de todos los frentes abiertos, la llegada de Ginés Corregüelga al plató de Supervivientes llegaba con una gran incógnita, ¿quién recibiría al concursante finalmente? Después de que Miriam dejara claro varias veces que no iba a acudir a recibirle, la cuestión sobre quién estaría en el plató para darle la bienvenida a su vida habitual con un emotivo abrazo estaba servido.
Nada más empezar el programa se confirmaba lo que se había repetido varias veces: Yaiza estaba en el plató. Emocionada de volver a ver a su chico, la ex concursante se encontraba preparada para recibir a Ginés y que no le pasara como le pasó a ella en su llegada. Pero no era la única en esperar al Rey del bocadillo: sus padres, Cati y Antonio, y su hija Laura estaban esperándole en la sala VIP.
«Hemos tomado la decisión para que mi hijo no se vea solo y darle un abrazo y apoyarlo«, confesaba Cati, la madre del ex concursante emocionada mientras su marido, Antonio, rompía también a llorar. Tras ello, ambos confesaron que lo habían pasado mal durante el concurso de su hijo ya que «se había hablado de más».
Junto a ellos también estaba Laura, hija de Ginés, quien valoró rápidamente cómo había visto a su padre en el concurso: «desde que entró Yaiza mi padre fue cuesta bajo y sin frenos y lo ha hecho mal. Mi padre estaba manipulado, embrujado… él no era él. He notado mucha diferencia», explicaba Laura. Sobre la conversación de Miriam con su padre en directo, Laura explicaba que ella también lo está pasando mal: «Miriam es una persona que dice todo según lo viene, sin filtros, y lo siente todo por dentro y lo está pasando mal».
Eso sí, la familia pedía no coincidir con Yaiza en el plató por lo que la colaboradora se iba antes de que los familiares entraran en el plató. De hecho, los padres aseguraban que «si pudiera le diría que esta mujer no le conviene. Mi hijo no se merece esto», confesaban los padres.
Segundos después Ginés superaba la puerta y se sorprendía al verles abrazándose primero a Diego Pérez y luego a su hija Laura quien le susurraba al oído «estate tranquilo», lo mismo que él susurraba a sus padres: «Tranquilidad. Que yo sé lo que hago, sé lo que quiero y lo que tengo que hacer», les repetía Ginés. Segundos después Antonio no podía evitar romperse al sentarse en el sofá y Ginés lo hacía después al acordarse de su hija Miriam.
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