En un evento organizado este miércoles en las oficinas de Spotify en Madrid, seis estrellas de la escena urbana han tratado de definir lo que es la música urbana. Ninguna alcanzaba a decir algo más allá de «es la música que viene de la calle», pero la realidad es que no se puede ir ser más exacto. Quizá añadiendo que es la que viene de las calles de las grandes ciudades modernas, no de los pueblos o las barriadas de extrarradio. Cualquier otro género urbano (es decir, de origen no rural) necesita un local de ensayo o un estudio para desarrollarse. La música urbana es en esencia una ampliación del hip-hop, una apertura muy abierta de miras (sobre todo hacia el reguetón), pero una ampliación en definitiva: con tener voz, se puede hacer música en la calle. Luego entran los ordenadores, claro, pero el origen está ahí, en los parques y las plazas de las grandes urbes. ¿Y quién no tiene un ordenador hoy día? Ahí está la segunda gran clave de la proliferación de esta escena, el DIY (do it yourself) que conecta con el punk.
Las estrellas convocadas fueron C. Tangana, Rels B, Lola Índigo, Mala Rodríguez, Recycled J y el productor Alizzz, seis artistas que recibieron con sonrisas cómplices los datos que se iban desgranando en el encuentro. En los últimos dos años, el género ha experimentado un aumento de un 44% en reproducciones. «Los españoles hemos escuchado 63.150 millones de minutos de música urbana en Spotify, lo que equivale a 120.000 años seguidos escuchando música», apuntaba Darío Manrique, editor de la rama española de la compañía. «Es ya la música favorita de los españoles, especialmente entre los 18 y 29 años. Además, las escuchas de artistas españoles en el extranjero han subido un 80 por ciento».
«El tirón generacional de la música urbana se debe a que todo lo que viene de la cultura del hip-hop se ha convertido en la cultura popular», opinaba C. Tangana. En instagram, cuando mi madre busca recetas, también le va a salir una canción de este estilo en la lista de resultados. En la época de rock’n’roll era el rock’n’roll, ahora lo que toca es esto».
El streaming ha tenido muchísimo que ver en este cambio, si es que no ha sido el principal responsable. El meollo de la cuestión ha estado en cómo controlarlo. Tal como señalaba Mala Rodríguez, «artistas como yo, que empezamos hace ya unos cuantos años, llegamos a oyentes de México o Colombia gracias a eso. Yo agradecía la piratería porque me daba difusión, la veía como una bendición. Yo decía, «amo la piratería». Ahora con Spotify estamos mejor, claro. Pero yo hace tiempo le daba las gracias a la mula».
«¿Qué es eso de la mula?», replicaba con ingenuidad la joven trabajadora de Spotify que presentó el evento (evidentemente se refería a eMule). Prueba irrefutable de que los tiempos han cambiado sin posibilidad de marcha atrás. «Ahora hay un monetización del pirateo, de escuchar lo que quieres por internet», continuaba la Mala. «Los señores que mandan ahora han dicho «espérate, espérate, ¿que ya no se venden CDs?» Pues vamos a hacer esto nuevo por aquí y por allá, y ahora están Spotify, Apple…. Se han reorganizado para que se siga consumiendo música pagando por ella».
Tras una pequeña pausa cómica por la mención de la competencia, C. Tangana retomaba la palabra para resumir con precisión los efectos de esta transición: «No sé si sabéis cómo llaman los sellos discográficos a Spotify. Lo llaman partner. Así es como llaman a todas estas plataformas de streaming que han hechoq ue el pirateo ya no sea pirateo, como decía Mala. Ahora son los colegas, los socios de las compañías de discos. Es curioso que hayan tenido que venir ellos, los partners, para que esa monetización sea posible».
Portales como Spotify han sido un trampolín para estos artistas porque «nos permiten tener una carrera al margen de la radiofórmula, ahora se puede seguir adelante sin que te pongan en la radio», como señalaba Alizzz. «De hecho, las radios ahora se fijan en lo que ocurre en las plataformas de streaming», añadía Tangana.
Extrañamente, al terminar el encuentro no se abrió una ronda de preguntas de la prensa para los artistas, pero Tangana se ofreció a charlar amablemente con ABC para rematar algunos aspectos del análisis de la escena urbana.
Radiografía de la música urbana en España
Según revela la plataforma sueca, la música urbana en España tiene como público mayoritario los jóvenes de entre 18 y 29 años, de los cuales un 57% de las escuchas corresponden a hombres y un 42% a mujeres (1% de usuarios con género no definido). En lo que respecta a los géneros de música urbana, el reparto de escuchas de los españoles es: reggaetón (52,11%), trap (27,29%), hip hop (15,40%) y R&B (5,2%).
El top 10 de comunidades autónomas que más escuchan música urbana quedaría del siguiente modo: Madrid, Cataluña, Andalucía, Valencia, Galicia, Islas Canarias, País Vasco, Castilla y León, Islas Baleares y Castilla-La Mancha.
Aunque el reguetón es más popular en todas las comunidades, Cantabria, Ceuta, Melilla y Navarra parecen ser los más entusiastas del género. El R&B triunfa en Cataluña y en Isla Baleares; el rap en Islas Canarias; el trap latino en Andalucía y el trap español predomina en Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, La Rioja y Murcia. El resto de comunidades, Aragón, País Vasco, Madrid, Principado de Asturias, Valencia, tienen al hip hop español como género favorito.
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