El efecto royal ha sido uno de los rasgos más representativos de la moda de la década de 2010. Los estilismos de la realeza se han convertido en fuente de inspiración para millones de personas. Colores, formas, estilos se analizan con lupa casi a diario. Si hay algunos nombres que destaquen en el panorama de la moda royal esas son Rania de Jordania, Kate Middleton o la Reina Letizia. Más recientemente, a raíz de su compromiso en 2018 con el príncipe Harry, Meghan Markle se puso en primera plana, arrasando a su paso con un estilo que hemos ido viendo transformarse con el paso de los meses.
Las faldas midi de efecto piel, los looks monocolor, abrigos largos o bolsos de mano son algunos de los rasgos que definen el ADN de su estilo pero, si hay algo por lo que destaque especialmente la Duquesa de Sussex es por las marcas por las que opta. La ex actriz de Suits ha demostrado en más de una ocasión su compromiso con la sostenibilidad, es por ello que la mayoría de marcas que lleva son éticas y responsables. Este criterio también lo aplica a la joyería y es que una de sus marcas favoritas cumple con todos los requisitos.
Se trata de Pippa Small una firma londinense y angelina. Fundada por una arqueóloga con pasión por los viajes y quien lleva realizando joyas desde niña, esta firma de joyas de estilo minimalista se ha convertido en todo un referente de la moda ética, comprometida y sostenible. Quizás estos sean algunos de los motivos por los que Meghan cuenta con más de una decena de piezas de esta pequeña marca, aunque la estética minimalista, cuidada y los materiales de primera calidad son también clave en el éxito de Pippa Small.
Algunas de las joyas de Pippa Small que ha lucido Meghan:
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
Sobre la firma
Pippa Small nació de la pasión de su creadora por los viajes y los intereses en los derechos humanos entre las minorías, así como la fascinación por los pueblos indígenas y grupos tribales. Esta licenciada en atropología médica, quien llevaba haciendo joyas desde pequeña, comenzó a inspirar sus diseños en los viajes y pronto llamó la atención de la industria. Comenzó a colaborar con Tom Ford en Gucci, entre otros. Luego pasó a trabajar con Bamford, ayudando a traer una colección de joyas éticas a la empresa. Posteriormente, Pippa abrió su primera tienda en 2007 en Notting Hill en Londres y algún tiempo después después inauguró una tienda en Santa Mónica, California.
El trabajo y la ética del mismo llevaron a que fuese nombrada embajadora de la organización de derechos humanos Survival International y la Reina le otorgó un MBE en 2013 por joyería ética y trabajo de caridad, entre una larga lista de galardones. Las joyas son realizadas por diferentes artesanos de muy diversas culturas, la colección Jordan por ejemplo fue realizada por orfebres jordanos y refugiados de la región.
Según explica la propia Pippa, cree en la importancia de los trabajos seguros y creativos, que refuerzan un sentido de identidad cultural y tradición a través de la joyería. «En muchas partes del mundo hay muy pocas oportunidades y una combinación compleja de los impactos del cambio climático y los conflictos que está obligando a las personas a abandonar sus hogares. Un trabajo, y dar una sensación de orgullo y logro, ofrece alternativas vitales.», cuenta en la web.
Los precios de la firma oscilan entre los 59 euros de la pieza más barata (los pendientes de Meghan) y los más de 21.000 euros de un collar de oro de 22 quilates. Teniendo opciones para todos los bolsillos.
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