Las joyas de ensueño de Victoire de Castellane para Dior

2019 es para la casa Dior una fecha importante. Se cumplen 20 años desde que Victorie de Castellane presentó su primera colección de Alta Joyería para la firma. Aquellos primeros diseños estaban dedicados a la flor favorita de Christian Dior, el lirio del Valle. Se inspiró en los diseños de Alta Costura de la casa transformando lazos de seda y encajes en otros de piedras y metales preciosos. Fue un comienzo prometedor que desde aquella primera colección no hizo sino que reafirmar la profunda conexión que existía entre el universo creativo de Victorie de Castellane y el de Christian Dior. El siglo XVIII y Versalles han sido otros dos grandes referentes para ambos, de donde han salido colecciones de ensueño y joyas de diseño único, pero también lo ha sido el taller donde el gran modisto acudía todos los días para coger la aguja y las tijeras. Victoire de Castellane ha sido capaz de reflejar fielmente ese universo de tejidos únicos y trabajo artesano en piezas de joyería.

El pasado verano se realizó por primera vez un desfile en el que mostrar la nueva colección de Victoire de Castellane en movimiento. ‘Gem Dior’ fue el nombre con el que la bautizó pues en esta ocasión, son las piedras las únicas protagonistas y fuente de inspiración de la colección. Pero qué lugar podría estar a la altura de una fecha tan señalada y de una cita tan especial como este desfile de joyas. Un lugar mágico, decadente y por supuesto conectado de alguna manera a la historia de Dior. Ese lugar estaba en Venecia y fue el sitio en el que el propio Christian Dior celebró su Baile Oriental en 1951, el Palacio Labia.

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A aquella fiesta acudieron Orson Welles, la duquesa de Devonshire, Pierre Cardin (responsable de diseñar el vestuario de 30 invitados), la princesa Lee Radziwill y Salvador Dalí entre otros. Todos ellos fueron inmortalizados por el objetivo de Cecil Beaton en una de las fiestas más especiales que se recuerdan. Tal y como asegura la propia Victoire de Castellane a Telegraph, Christian Dior y Dalí diseñaron la gran parte de los disfraces de los asistentes.

Sin embargo para esta ocasión, el vestuario de las modelos estaba muy alejado de aquellos diseños ricos y extravagantes pues la intención era dejar que fueran las joyas las que brillaran en solitario. Maria Grazia Chiuri ideó varios modelos en tul, de semi Alta Costura, lo suficientemente sofisticados como para acompañarlos de las grandes joyas de la nueva colección de Alta Joyería pero, al mismo tiempo, sobrios y sutiles para no robar protagonismo.

El resultado final, entre vestuario, joyas y escenario fue otra noche mágica a la altura de los inolvidables bailes que celebraba Christian Dior rodeado de artistas, socialités y miembros de la realeza.

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