Júrale amor al vestido trapecio que ya está en Mango, ya se lleva con botines y ya es tendencia

Hace una semana, dábamos por arrancado el entretiempo con una sentencia categórica: el otoño de 2019 quedará como la temporada que vestimos como las protagonistas de Mujercitas, obra literaria que vivirá dentro de poco su enésimo traslado cinematográfico por cortesía de Greta Gerwig. Luego matizábamos que también sería el otoño de la confirmación del boho como macrotendencia y no como micro. La evidencia de ambas realidades estilísticas – que se confirmarán dentro de veinte días cuando inauguremos el otoño oficialmente – están en la nueva colección de Mango, cuyos directores creativos han cuadrado la estética victoriana y el boho rústico con el frío escocés.

En la hornada otoñal de Mango destacan las botas altas de piel, los jerséis de punto, las camisas románticas de algodón y los vestidos largos y sueltos. De esta última sección venimos a hablar, pues es donde hemos encontrado nuestra nueva obsesión. Que es, a saber, este vestido precioso llamado trapecio.

© Cortesía de Mango

¿Que por qué lo han bautizado como vestido trapecio? Poco o nada podemos alumbrar al respecto, porque no se trata del típico vestido de silueta A (o trapecio), sino más bien de una silueta fluida, larga y con volantes en bajos, pecho y mangas. Pero ya se sabe, poco importa el nombre si la pieza es bonita. Y esta lo es.

Este vestido es mucho más que apetecible, es tendencia. A tenor del protagonismo que le han dado en la campaña de otoño/invierno de Mango, se trata de una de las joyas de la colección. En la propuesta de estilismo vista en la página web está su manual de uso: ante todo, botines.

· Como estos de efecto pitón, de Indi&Cold

© Cortesía de Indi&cold

· O estos tipo cowboy, de Mercules

© Cortesía de Mercules

Ambos botines son opciones más que estilosas para llevar este vestido divinamente. Llevarlo, además, con un pañuelo estampado atado al cuello elevaría el estilismo a las altas esferas y lo acercaría a otra de las estéticas con las que también coquetea Mango, la burguesa.

¿Cómo decir que no a tal maravilla? ¿Cómo negar la obesión?

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