A día de hoy nos puede parecer ridículo, pero hace 17 años, prescindir del mantel como hizo René Redzepi en el que sería uno de los mejores restaurantes del mundo supuso toda una transgresión. No solo porque exigía atender a la calidad del material de la mesa o adaptar la vajilla, también porque, con ese sencillo gesto de prestigitador, se alejaba de los protocolos más pretenciosos y acercaba la alta cocina a los ambientes más informales. Hoy, Noma tiene una mesa compartida para estudiantes con el menú al 55% y son los propios cocineros quienes sirven, no hay camareros. Donde todos interpretamos una evidente postura social, el chef solo reconoce un cambio en la puesta en escena. Qué diplomáticos son estos daneses… Otros genios, esta vez de la costura, también se resisten a admitir su rol fundamental en el cambio de paradigma que establecieron en su industria. Es muy probable que ni Cecilie Bahnsen, ni Stine Goya se hubieran propuesto robarle a París el título de capital de la moda, pero gracias a la labor de difusión de Pernille Teisbaek o Jeanette Madsen, de pronto, las niñas quieren ser danesas. Vestir cómodo, vestir raro, vestir con actitud más que vestir bien.Cambiaron las horquillas de perlas por pinzas de pelo con brillantitos, las sandalias de tiras finísimas por unas con velcro y plataforma, la pamela de Saint Tropez por los sombreros de los campamentos en el río… Pusieron Copenhague de moda y nos hicieron soñar con el verano y el vestido escandinavo.
Con un rápido movimiento, casi imperceptible, como quien retira el mantel sin mover ni una sola de las copas,las danesas dieron un golpe de estado sobre el tablero de la moda y se alzaron como las mujeres más elegantes del mundo en una pugna constante con las parisinas y seguidas de cerca por italianas, inglesas, berlinesas y españolas. Estas últimas van a estar especialmente contentas cuando descubran esta nueva tienda online con algunas de las marcas favoritas de Emili Sindlev y compañía.
Fundada por una danesa afincada en nuestro país, Danish Reveal es la respuesta a las plegarias de quienes se guardan todas las fotos de Caroline Brasch y Pernille Rosenkilde en Instagram y se preguntan ¿de dónde es ese vestido? Porque en esta nueva plataforma encontrarán algunas etiquetas danesas tan apetecibles como Stine Goya, Lovechild 1979 o Baum und Pferdgarten que firma casi todos los vestidos pradera que viste en las pasadas Semanas de la Moda.
Concretamente ese diseño rojo con hombros fruncidos que va camino de convertirse en el vestido oficial del verano escandinavo, precisamente porque reúne todos los ingredientes de la fórmula del éxito nórdica.
Por un lado, desmiente la visión generalziada del minimalismo nórdico. Es rojo y es sencillo. Porque sí, es posible.
Por otro lado, resulta muy cómodo y altamente funcional. Representa lo pragmático sobre lo estético e incorpora un cinturón opcional para ceñir su falda amplia y holgada al cuerpo.
Finalmente, realza los hombros y sienta bien en todas las tallas y todos los estilos.
© Cortesía de Baum und Pferdgarten
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