Forma parte de ese reducido grupo denominado ‘Las reinas de la mañana’, sobre quien recae el peso de ‘Espejo Público’, el magazine más veterano de Antena 3, donde llegó para presentar junto a Matías Prats el informativo estrella de la cadena. Rigurosa y de fuerte personalidad, pronto logró posicionarse como una de las profesionales más solventes de la televisión.Casada y con tres hijos, Susanna es una mujer de aspecto sereno y belleza impactante, que se encuentra en un momento dulce de su vida personal, tras la llegada de Dorcette, una niña adoptada, muy querida, que ha dado un nuevo sentido a su vida.
Recién cumplidos los 50. ¿Cómo afronta esta etapa de la vida?
Los cambios de década cuesta asumirlos, aunque me costó más cuando cumplí cuarenta, porque ahora lo tengo más asumido, quizá porque me veo anímica y físicamente fuerte, después de tantos años de madrugones y jornadas maratorianas.
¿La madurez es dar importancia a las cosas pequeñas?
Es lo que dicen, que ves a los tontos de lejos pese a que es cuando vas perdiendo visión. En ésas estamos.
Lo celebró por todo lo alto.
Yo, que no soy de celebrar aniversarios porque me da pudor, éste lo he celebrado muchísimo. Me montaron una fiesta sorpresa, de manera que cuando llegué al restaurante me quedé muy sorprendida porque había unas 120 personas, entre otras, mis cinco hermanos, que nunca vienen a Madrid porque cada uno tiene su vida.
¿No les gusta Madrid?
Sí, pero mi hermana, que ha recorrido sola medio mundo, cuando viene enseguida está pensando en hacer otro viaje, por eso verla aquí, después de la muerte de mi otra hermana, me hizo mucha ilusión. También vinieron amigos de Barcelona, Tarragona y Madrid, por supuesto. Lo más sorprendente es que todos fueran capaces de mantener el secreto durante tanto tiempo. Lo preparó Carles, mi marido, pero con muchos apoyos.
¿Algún regalo especial?
Un Ipad con pantalla grande, y quieren que me tire en paracaídas, que es de las cosas que siempre he querido hacer y que haré.
¿Qué sintió cuando tuvo a su hija adoptiva, Dorcette, en brazos?
Me emociona pensarlo, porque sentí lo mismo que cuando tuve a mis hijos biológicos. Una emoción enorme, una sensación de pensar que es piel de mi piel, sangre de mi sangre, ya que de alguna manera estaremos unidas para siempre. Tenía claro que iba a sentir lo que sentí, pero no sabía si sería recíproco.
¿No le ha decepcionado?
No, me preocupaba que como sólo hablaba francés se sintiera triste o le atemorizara la nueva situación, pero no, la complicidad es total. Le tengo gran admiración porque son niños supervivientes, con historias personales duras.
¿Pensando en adoptar un niño?
No, yo ahora ayudo a un chaval que he prohijado y que cruzó toda África para llegar aquí, que me da mucha energía, porque son tan agradecidos que me maravilla ver cómo aprenden tan rápido el idioma.
En su casa, ¿qué idioma hablan?
Mis hijos, entre ellos, tan pronto hablan catalán como castellano y Dorcette, en francés y en castellano, todos somos bilingües. Mis padres también lo eran, tengo hermanos con los que hablo indistintamente en catalán o en castellano: hay gente a quien eso le parece delirante pero en Cataluña es bastante habitual.
Se han dado versiones pintorescas sobre el estilismo que lució en la recepción del 12 de Octubre.
Llegaron a decir que los guantes que llevaba eran un guiño a la reina Letizia.
¿No era así?
Quedaría muy bien si te dijera que sí, pero no. Creo que a la recepción Real hay que ir discreta, y como llevaba un conjunto sencillo, fue Cristina, mi estilista, quien me dijo que como tenía que dar la mano a los Reyes, me dejara sólo un guante. Así lo hice. Me sorprendieron las interpretaciones que se hicieron, esas cosas me hacen gracia.
¿Llegó a hablar con la Reina del tema?
Se me acercó, me tocó el guante y me dijo que hacía mucho calor. Y tenía razón, porque vamos muchos, estamos todo el tiempo de pie, pero me lo pasé muy bien porque en esta recepción tienes ocasión de ver a gente que no te encuentras habitualmente; además de ministros y autoridades, estaban todos los líderes políticos y sus asesores, con los que suelo hablar por teléfono, porque su opinión me interesa.
Desde su atalaya de “Espejo Público”, ¿cómo ve la situación?
Diría que hemos superado la tormenta perfecta: la crisis económica e institucional de 2008 la superamos con muchos desgarros en la carrocería. Ahora no sé si estamos viviendo los últimos estertores, pero terminada la etapa del procés ha empezado otra que no sé dónde nos va a conducir.
Que Cataluña siga en el centro del debate, no augura nada bueno.
Lo que pasó a partir de 2017, lo sabemos: ahora estamos pagando las consecuencias, porque aunque la sentencia ha sido severa no ha sido la peor, teniendo en cuenta los beneficios penitenciarios a los que se van a poder acoger. Estamos en un período duro. Confío que se acabe encauzando.
¿La sociedad está tan dividida como parece?
Yo puedo hablarte de casos particulares: para mí es desgarrador porque en mi familia convergen diferentes sensibilidades y hemos tenido momentos de mucha discusión, razón por la cual hemos optado por el silencio. La nueva generación, por suerte y en contra de lo que se dice, es gente bastante abierta de miras.
A nivel profesional tampoco será fácil no posicionarse.
Erosiona mucho y a me genera muchísimo dolor, pero hay que poner las luces largas. Me acuerdo de la novela de Milena Busquet, “También esto pasará”, aunque ha habido y vuelve a haber días de mucha furia, pero quiero pensar que pasadas las elecciones algo cambiará, aunque no me atrevo a hacer pronósticos.
¿Ni siquiera sobre el resultado del 10N?
No, porque como dice Carolina Bescansa, las elecciones se deciden la última semana de campaña, a veces en las últimas 48 horas. Yo creo que el PP ha girado al centro, y eso puede darle votos. Rivera, por descenso que le dan las encuestas, también ha girado estratégicamente, e Iglesias, que llegó con ideas predeterminadas, ahora vive con un efecto cafetería del Congreso que ayuda a limar asperezas. En el caso del PSOE va a influir mucho la gestión que haga del tema catalán.
¿Para cuándo una mujer candidata a la presidencia?
No lo sé, a veces critico a las que ocupan el segundo puesto en el organigrama de los partidos, porque son muy buenas explicando el argumentario, pero echo de menos un discurso propio, más ambición y seguridad en sí mismas.
¿Les falta ambición y les sobra exceso de admiración por el líder?
En general, a las mujeres nos falta seguridad, aceptar que podemos equivocarnos, igual que se equivocan ellos. Del error y del fracaso, se aprende mucho.
¿Hasta qué punto a las mujeres les condiciona la vida familiar?
En el caso de las políticas, no les gusta que se les pregunte por su vida personal, son reticentes a la hora de hablar de temas personales, y lo puedo entender, porque quieren ser tratadas como profesionales.
Va todo en el mismo envoltorio.
Estoy de acuerdo en que hay que afrontar la vida personal con naturalidad.
¿A usted qué le ha resultado más difícil en lo profesional y personal?
Una de las cosas que llevo mal es que estoy casada con una persona, Carles, que en lo ideológico y político está muy alejado de cómo yo pienso. Siempre ha sido así, desde que nos conocimos en la radio.
¿Eso les supone un problema?
En nuestra relación de pareja nunca: al revés, ha sido estimulante en el sentido de que hemos discutido mucho, lo que hace reír a nuestros hijos. Pero desde fuera no resulta comprensible que dos personas puedan tener posturas ideológicas distintas, políticas equidistantes y a la vez compartir una vida en pareja y criar hijos en armonía. ¿La gente me imputaría a mí las opiniones de mi marido y a mi marido las mías, si el presentador fuera él…?
Seguramente no
Lo que quiere decir que se nos mira a las mujeres de forma paternalista. Hay quien le pregunta a Carles cómo puedo pensar yo de manera tan distinta a él. Es algo que me llama la atención, que las propias mujeres tengan en tan poca consideración a otra mujer, en este caso a mí.
¿Le duele?
Me produce incomprensión. Siempre hemos mantenido puntos diferentes.
Quizá eso es lo que les mantiene juntos.
Pero no sólo en política, eso mismo nos pasa cuando hablamos de música, aficiones, viajes, deportes… Pero nunca lo he visto como un problema, siempre he tenido amigos en todas las formaciones políticas.
¿Cómo es su relación con los líderes?
Muy buena: me llevo bien con Casado y con Rivera, tengo una muy buena relación personal con Pablo Iglesias, incluso con Santiago Abascal. Algo que le llama muchísimo la atención a la gente.
Forma parte de la crispación que vivimos.
Yo me resisto a que las cosas tengan que ser así. Es algo que me han enseñado con el procés: personas que están por encima de las ideologías, amigos con los que me he negado a distanciarme, pero es cierto que con algunos no ha podido ser.
Las diferencias enriquecen.
Hay cosas que me ponen muy nerviosa: los prejuicios, juzgar a las personas sin conocerlas y tratarlas sin respeto. Eso no debería perderse y menos en política.
¿Cómo van a solucionar nuestros problemas si no se dirigen la palabra?
Lo he hablado con ellos, y aunque es cierto que la política tiene mucho de teatro, también lo es que algunos mantienen una buena relación, por ejemplo: Casado con Iglesias, pero eso la gente no lo sabe.
En esta nueva etapa de ‘Espejo’, da más cancha al corazón.
Hacemos una sección más de actualidad y otra de más magazine, porque creo que hay que abrir un poco la mano, apostar por el humor y la ironía, ya que la cadena no tiene realities, aunque lo que prima es la información política, los sucesos…
¿Qué le aporta Francisco Rivera?
Da mucho juego porque no tiene filtros, dice lo que opina, pero eso tiene riesgos porque se le malinterpreta, aunque también tiene sus seguidores.
¿Le ha sorprendido el libro de Cayetano Martínez de Irujo?
Sí, aunque sabía, porque colaboró en Espejo Publico, que tenía necesidad de contar lo que llevaba dentro.
¿Cómo ve a la Familia Real?
Me cuesta juzgarles porque vivimos en un momento envenenado. Yo creo que el discurso del Rey Felipe, aquel 3 de octubre, en el que hizo una defensa de la Constitución y de la unidad de España, a falta de un relato del gobierno del PP, le ha supuesto un coste personal grande, porque él hizo un gran esfuerzo en los años previos para ser el hombre puente y mantener un cierto diálogo con la Generalitat cuando las relaciones entre Artur Mas y los ministros del PP estaban rotas.
¿Se intenta restañar las heridas?
Tardarán tiempo. Me duele porque ha hecho un trabajo soberbio y estaba muy bien valorado entre los jóvenes talentos catalanes. Habrá que reconducirlo y va a ser el gran reto para el Rey Felipe, porque mucha gente ha desconectado de España.
Su foto favorita
“Esta foto la tomamos en la India, durante un viaje que realicé a la Fundación Vicente Ferrer con mis hijos”.
¿Quién es ella?
Nació en Barcelona, el 8 de octubre de 1969, en el seno de una familia numerosa. Su padre, industrial del sector textil, y su madre, descendiente de los Codorníu.
Estudios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.trayectoria Comenzó su andadura profesional en Radio Sant Cugat, hasta que en 1998 la llamaron de Antena 3 TV para presentar el informativo con Matías Prats. Nueve años después, se hizo cargo del programa estrella de la cadena, ‘Espejo Público’, donde permanece. En 2010 colaboró en la exposición ‘Mujeres al natural’, en apoyo a la investigación contra el cáncer. En 2011 presentó un especial sobre la Reina, así como otros documentales de la Cadena. premios Está en posesión de numerosos galardones, entre otros, Mejor presentadora, premio a la Libertad de prensa, premio Ondas, Micrófono de Oro y Antena de Oro.
Familia. Casada con el también periodista Carles Torras, la pareja tiene tres hijos, Jan, Mireia y Dorcette.
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