La fascinante historia de Nikki Eslami, la gurú de las extensiones de pelo que navega en su yate recubierto de oro por Europa

El gran sueño americano es el hilo conductor de miles de películas taquilleras. Para algunos puede parecer un simple cliché hollywoodiense, pero para otros es una realidad. Es el caso de Nikki Eslami, una joven americana de origen persa que con tan solo 23 años fundó la que hoy es una de las grandes empresas del sector de belleza, Bellami, que ha conquistado a personalidades internacionales como Jennifer López y Kylie Jenner.

Pocos podían imaginar que su vida se convertiría en una historia de éxito. Fue precisamente su dura infancia lo que la ayudaría a llegar donde está hoy. "Cuando era pequeña, mi cabello no crecía demasiado y me acomplejaba parecer un chico. Lo pasé muy mal porque era muy sensible y no me quería mirar al espejo" cuenta a Vanity Fair. "Con 12 años jugaba a hockey en el equipo de mi colegio con mis compañeros, lleva una melena muy corta con la que no me sentía identificada, y después de muchos momentos duros decidí junto a mis padres que la solución ideal era buscar extensiones de pelo natural para disimular mi poca cantidad de cabello y poder frenar de esta manera la inseguridad que se estaba apoderando de mí. Desde entonces siempre las he llevado, han formado parte de mí. Puede parecer algo frívolo, pero sentirte segura de ti misma ayuda a enfrentarte mejor al mundo", explica. Nikki encontró su refugio en este truco de belleza, sobre el que años más tarde asentaría su negocio.

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Eslami comenzó sus estudios primarios en Estados Unidos y en el año 2009 se trasladó a Queensland (Australia) para hacer el grado de derecho en universidad privada de Bond, que completó más tarde con un Máster en la Universidad Nacional de Australia.

Como gran aficionada al mundo de la belleza y fiel consumidora de las extensiones de pelo desde que era una niña –que obtenía de países de Asia a precio de oro–, decidió crear una marca con este servicio para ofrecer la oportunidad a personas que estaban en su misma situación. Su facilidad para los idiomas, entre ellos el farsi, fue solo una de las múltiples ventajas que la ayudó a construir en tan solo unos años uno de los imperios de belleza más fuertes, Bellami. Diciembre de 2012 fue la fecha señalada para lanzarse de lleno al mundo de las extensiones de pelo. Siete años después, la marca se ha consolidado como una de las grandes empresas con base en Los Ángeles que triunfa a nivel internacional.

Las extensiones de pelo y pelucas parecen un tema tabú, pero grandes estrellas del cine y celebridades recurren a ellas normalmente para las producciones cinematográficas o simplemente para deslumbrar en las alfombras rojas, como es el caso de Jennifer López, Charlize Theron e incluso el clan de las hermanas Kardashian que cambian continuamente de apariencia capilar. "Para mí lucir unas extensiones de pelo es como llevar una barra de labios rojo, lo importante es sentirte segura de tí misma con lo que lleves puesto", confiesa.

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Bellami siempre ha apostado por la mayor calidad en sus productos. Las famosas ‘hair extensions‘ provienen de países del Este y Norte de Asia. "Tenemos más de 40 tonalidades disponibles, aunque siempre estamos buscando más opciones naturales para poder ayudar a todo aquel que venga a nosotros", explica. "Cada persona es diferente, al igual que su cabello, podemos combinar hasta ocho tonalidades distintas y las cuatro técnicas con las que trabajamos, para así crear el efecto deseado por el cliente", añade. "Todas las extensiones que obtenemos son a través de las donaciones personales que nos llegan, a veces de forma anónima. Somos conscientes de que existen mafias que se aprovechan de las jóvenes y venden su cabello sin su consentimiento. Por eso nosotros trabajamos directamente con la persona que dona su cabello, para no influir en esta cruel tendencia que existe en las ciudades de India", revela la empresaria.

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Ahora, esta joven de 31 años está recorriendo el mundo en su lujoso yate personalizado –regalo de su marido William con el que se casó el pasado enero en las Bahamas– junto al equipo de Bellami, su propio chef Mario, y un sinfín de extensiones de pelo y pelucas. Su tour europeo ha atraído a cientos de indiscretas miradas al barco, cubierto con chapas de oro y el nombre de la marca.

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Aunque ahora Nikki esté viajando por toda Europa promocionando su exitosa marca que llegará a nuestro continente este próximo otoño, su residencia habital junto a su marido William se encuentra en un complejo privado, en la ciudad californiana de Calabasas –zona popularizada por las Kardashian. El mundo de la belleza parece que es el que mueve los hilos inmobiliarios entre las jóvenes emprendedoras, porque su actual vivienda –que compró por más de 3 millones de dólares-, pertenecía nada más ni menos que a la pequeña de las Kardashian, a Kylie Jenner. Como decíamos, el sueño americano.

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