Se cumplen 34 años del mágico día en el que Sarah Ferguson y el príncipe Andrés se dieron el ‘sí quiero’ en la Abadía de Westminster. La pareja, que ha mantenido una relación más que cordial como divorciados, sigue siendo protagonista de múltiples rumores ante un posible regreso. Hacemos un repaso por los detalles más especiales del día de la celebración y su historia de amor.
Diana de Gales, la artífice de la historia de amor
Sarah Ferguson y el príncipe Andrés tuvieron su primer contacto cuando eran solo unos niños. En su autobiografía, Sarah recordó haberse escabullido de algunos de los partidos de polo de los que participaba su padre, Ronald Ivor Ferguson, para jugar con otros niños, entre los que se encontraba su futuro esposo. Sin embargo, no fue hasta la adultez cuando la relación adquirió verdadero valor.
El reencuentro fue propiciado por la mismísima Diana de Gales, que decidió invitar a ‘Fergie’–como es conocida Sarah– a una after party de las carreras de Ascot en el Castillo de Windsor. En la velada, el tercer hijo de la reina Isabel II yFelipe de Edimburgo y la joven pelirroja entablaron contacto y comenzaron a salir con mucha frecuencia.
Tras un intenso noviazgo, los jóvenes anunciaron su compromiso el 16 de marzo de 1986. Uno de los elementos más fantasiosos de la pedida fue el anillo de compromiso: un aro de oro amarillo que incluía un rubí birmano rodeado de 10 diamantes, incrustados en forma de flor.
El beso en el balcón
Solo cuatro meses después del compromiso, la pareja selló su amor en la boda a la que asistieron cerca de 2.000 invitados. Durante la celebración, fueron protagonistas de uno de los momentos más recordados: el apasionado beso en el balcón.
En el documental ‘Buscando a Sarah: de la realidad al mundo real’, de Oprah Winfrey, Ferguson admitió que el romántico momento fue un símbolo de rebeldía: “Todos nos dijeron que no nos besáramos en el balcón, así que lo hicimos deliberadamente. Estábamos muy enamorados”. Con el gesto, los duques de York continuaron la tradición iniciada por el príncipe Carlos y Diana de Gales cinco años antes, hoy todavía vigente.
Ataviada con un característico vestido de la época, de satén de seda y brocados diseñado por Lindka Cierach, Sarah caminó al altar junto a su padre al ritmo de ‘Imperial March’ de Edward Elgar. Como un guiño a su amado, la novia decidió incluir las iniciales de ambos entrelazadas en cuentas de plata en su extenso velo, junto a la Tiara de York.
Después de la majestuosa fiesta en el Claridges Hotel, la feliz pareja se embarcó en un carruaje hacia el aeropuerto de Heathrow camino a su luna de miel.
Dos años después de la unión, en agosto de 1988, recibieron a su hija mayor Beatriz, y dos años más tarde dieron la bienvenida a Eugenia.
La ruptura
Solo un año después del nacimiento de su segunda hija, Eugenia, los rumores sobre los problemas de la pareja por la constante ausencia del príncipe Andrés comenzaron a tomar fuerza. En 1992, la pareja anunció su separación tras seis años de casados. El principal motivo, según alegaron fuentes cercanas en aquella época, habría sido la carrera naval de Andrew en el extranjero y los rumores de una posible infidelidad de Ferguson.
El divorcio se hizo efectivo cuatro años después, en medio de una polémica protagonizada por Ferguson, con un acuerdo de cuatro millones de dólares. No obstante, la separación legal no supuso una grave ruptura emocional ya los York mantuvieron una relación cercana.
En una entrevista para Harper’s Bazaar, la madre de Eugenia y Beatriz admitió que uno de los motivos de su buena relación con la familia real podría estar relacionado con su poco interés por el dinero: “cuando me reuní con Su Majestad al respecto(del divorcio), ella me preguntó: ‘¿qué necesitas Sarah?’ y le dije ‘Tu amistad’, lo que creo que la sorprendió porque todos creyeron que exigiría un gran acuerdo”.
Desde la separación, la pareja ha mantenido una buena relación antes los medios de comunicación, dejándose fotografiar en múltiples eventos juntos y con sus hijas.
Donde hubo fuego, cenizas quedan…
Se cree que hacia el 2008, Sarah regresó a vivir a las residencias reales. Y desde entonces, pese al divorcio, los York siguen viviendo juntos en el Royal Lodge en Windsor. Así como también compartían un chalet de esquí en Verbier, el centro histórico suizo donde Eugenia conoció a su marido.
Los rumores del regreso de Sarah y Andrés volvieron a encenderse en 2018, cuando Su Majestad dio su autorización para que Sarah asistiera a la boda real del príncipe Harry y Meghan Markle en mayo.
Desde entonces, ha asistido a múltiples eventos reales, como el Royal Ascot. Sarah y Andrew además de compartir residencia, también han disfrutado de vacaciones juntos en Baréin con Beatriz y su ahora marido, Edoardo Mapelli Mozzi.
En la cuenta oficial de Instagram de Ferguson también es posible ver la buena relación que sostienen. Con frecuencia, la duquesa de York comparte fotografías de y con Andrew para múltiples celebraciones, ya sea por un cumpleaños o simplemente para expresarle su agradecimiento.
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Artículo publicado originalmente el 23 de julio de 2019.
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