Demi Moore empezó a salir con Ashton Kutcher unos pocos años después de firmar su divorcio con Bruce Willis, con quien compartía a tres hijas que todavía estaban entrando en la adolescencia. Ahora, dos de ellas, Tallulah Willis y Rumer Willis, recuerdan cómo fue aquel proceso.
Para las pequeñas, que por entonces tenían 9 y 12 años, la transición fue doblemente dura porque el comienzo de la relación de Moore con Kutcher coincidió con la época en la que la actriz volvió a darse a la bebida. Según ellas, su madre estuvo irreconocible durante todo su matrimonio con Kutcher. Es algo que admite la propia Moore en su última autobiografía, ‘Inside Out’, cuando confiesa que se volvió una adicta de Kutcher y que bebía alcohol para ser la mujer que ella creía que el actor quería.
"Lo que pasó es que mi madre tuvo una recaída cuando yo tenía 9 años y nadie en mi familia hablaba sobre ello. Yo no tenía ni idea de lo que estaba pasando porque ella había estado sobria durante toda mi infancia y después empezó a beber otra vez", cuenta Tallulah en un nuevo episodio de Red Table Talk, el programa de experiencias personales que Jada Pinkett Smith, Willow Smith y Adrienne Banfield-Jones protagonizan para Facebook.
Lo único que Tallulah sabía por entonces es que estaba asustada de Moore, pues nunca sabía si estaba sobria porque todos a su alrededor mentían sobre el verdadero estado de su madre. Según Rumer, ver a Moore con Kutcher le hizo preguntarse quién era realmente esa persona porque había pasado de ser "una mujer infalible" y "siempre en control" a cederlo todo por estar enganchada a otro hombre.
Tallulah cuenta que se sintió muy olvidada durante la época en la que fue la única hermana que vivía con Kutcher y Moore, justo en el punto álgido de su adicción. La ahora joven de 25 recuerda que su madre se convertía en un monstruo cuando bebía o se drogaba: "Desarrollé y alimenté una narrativa por la que ella no me quería. De verdad lo creía. Y sé que me quiere, cien por cien, pero en ese momento te sientes herido y no puedes soportar que alguien que te ama te haga daño y escoja a otros por encima de ti".
El hecho de que Moore quisiera tener un bebé con Kutcher aumentó la inseguridad de sus hijas. Para Rumer, que estuvieran tan centrados en ello le hizo pensar: "¿Es que no somos suficientes?". Y es una preocupación que aumentó cuando Moore sufrió un aborto a los seis meses de embarazo, empeorando su adicción. Para Rumer, "una de las razones por las que me mudé de la casa fue porque pensaba, ‘¿por qué estás tan desesperada en tener otro hijo?’.
Las crecientes dificultades de Moore con la adicción explican por qué dos de sus hijas, Scout y Tallulah, no se hablaron con su madre durante tres años. Rumer sí estuvo más presente, sobre todo tras la ruptura de su madre con Kutcher. Fue por aquel entonces cuando presenció a su madre sufrir un ataque en una fiesta después de fumar marihuana sintética y tomar óxido nitroso. Rumer fue a otra habitación a llamar a emergencias y no pudo evitar sentir que todo iba a cambiar: "O bien mi madre muere, no voy a estar con ella en la misma habitación y me voy a sentir culpable durante el resto de mi vida; o en cambio voy a estar ahí y voy a quedarme con una imagen de mi madre que no se me olvidará jamás".
Rumer acabó llevando a su madre a un centro de rehabilitación, algo que define como "lo más terrorífico que he tenido que hacer en mi vida". La actriz encadenará nueve años sobria el próximo mes de enero. Según Moore, "les hice un flaco favor a mis hijas al no dejar que me vieran débil. Creo que no solo necesitamos enseñarles nuestras fuerzas, sino también cómo procesamos el superar las decepciones, los enfados y el dolor".
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