¿Por qué a la reina Isabel II también le llaman duque? El curioso caso de sus títulos nobiliarios

El nombre completo de la reina Isabel II es Isabel Alexandra Mary Windsor. Sin embargo, a lo largo de su vida ha ido atesorando un sinfín de apodos, además de títulos nobiliarios de todo tipo. Uno de los sobrenombres más adorables con el que se conoce a la reina es el que todos los royals han utilizado para denominar a sus bisabuelas: Gan-Gan. El príncipe Jorge no podía ser menos y ya la llama de esta forma, algo que, seguramente, imitarán sus hermanos. En su boda con Felipe Mountbatten obtuvo el título de duquesa de Edimburgo, hasta que ascendió al trono. La coronación de Isabel II marcó un punto de inflexión y la reina obtuvo títulos de toda índole; algunos, controvertidos.

La controversia que han provocado algunos de ellos se debe a que, a pesar de ser una mujer, la reina es duque en ocasiones muy concretas. El ducado de Lancaster es uno de ellos, que también destaca por ser uno de los más importantes. Tanto incluso, que con motivo de la celebración de Lancashire, el himno que suena conmemora al duque de Lancaster, en lugar de sonar el famoso ‘God Save The Queen’. Cada soberano que reina hereda el título de duque, desde que en 1399 muriera Juan de Gante, el segundo duque de Lancaster. Entonces, el título pasó a formar parte del rey Ricardo II, que se lo apropió y desterró al hijo de Juan, Enrique de Bolingbroke. Enrique, con sed de venganza, reunió a todo un ejército y venció a su primo. Cuando ascendió al trono como Enrique IV, estableció que la herencia del ducado de Lancaster era privada y la separó del resto de posesiones de la corona. El título solo generaría ingresos para la corona, en lugar de bienes. Según la página oficial del ducado de Lancaster, el título siempre se ha nombrado como duque de Lancaster y nunca duquesa, desde su adopción en 1399.

Esto mismo ocurre con el ducado de Normandía. El rey Carlos II le condeció este título al vikingo Rollón, en plena Edad Media, aunque el nombre original era duque de los normandos, con la intención de evitar problemas territoriales. El año 1066 pasó a formar parte de la corona británica tras la conquista de Inglaterra por parte del duque Guillermo, que fue llamado Guillermo I El Conquistador. Desde entonces, el duque de Normandía y el rey de Inglaterra eran normalmente la misma persona. En 1259 Enrique II de Inglaterra renunció a la tierra por el Tratado de París. Ahora, de esos territorios solo quedan las islas del Canal(Guernsey y Jersey) como dependencias de la corona británica, pero no forman parte del Reino Unido. El título se sigue utilizando en estos territorios, sin tener en cuenta el género y de manera extraoficial. La gente la venera con ese nombre de manera no oficial, aunque hay una anécdota de acuerdo con el historiador Ben Pimlott que cuenta que en una visita oficial de la reina a Normandía en 1967 los franceses gritaban “viva la duquesa” y, supuestamente, la reina respondió: "bueno, soy el duque de Normandía”.

La razón de esta chocante forma de denominar a la reina con el género masculino está relacionada con el poder. Los ducados tienen bastante más prestigio en su versión masculina. Así, si un rey hereda el ducado, su mujer puede ser la duquesa (de Lancaster, por ejemplo). El príncipe Felipe no es duque de Lancaster porque la que tiene el título es Isabel. El ducado se refiere al poder de la tierra, que forma parte de los ingresos directos de la corona, por eso el ducado lo controla el duque, que es la persona que ostenta el trono.

La reina también es Lord of Mann (señor de Mann), una isla que perteneció a los vasallos de la monarquía británica, hasta que en 1765 la corona compró los derechos feudales de la isla y el rey Jorge III se convirtió en el primer Lord of Mann, un nombre que se mantuvo inalterable por cuestiones de tradición. Ahora, el título no tiene en cuenta el género, sin embargo, durante su reinado, la reina Victoria sí que fue llamada Lady of Mann, la versión femenina. Lo que lo hace todavía más anecdótico. La isla de Mann es una dependencia de la corona británica situada en el mar de Irlanda, entre este país e Inglaterra.

Cuando la reina ascendió al trono también hubo controversia en Escocia. Su nombre sería Isabel II y en esta zona nunca había reinado ninguna Isabel; el reinado de Isabel I es anterior al Tratado de Unión, por el que se unen Inglaterra y Escocia. La oposición escocesa fue tan fuerte que hubo disturbios en el momento de su nombramiento. La respuesta de Churchill, para calmar los ánimos, fue la de defender que cada rey del Reino Unido debía tener en cuenta el número de reyes que hubiera habido tanto en Inglaterra como en Escocia. El último momento de tensión tuvo lugar en 2002, Winnie Ewing destacada política del Partido Nacionalista Escocés, instó a la reina a que usara el nombre de reina de Escocia cuando estuviera en la zona.

Además de todos estos discutidos títulos, Isabel II es conocida como reina de numerosos países. Desde Australia, hasta Canadá, pasando por Belice o Jamaica. También se llama reina de Gibraltar de forma semi oficial, aunque aparece incluso en la moneda de 5 libras. En Canadá, la población también ha adoptado el nombre extraoficial de “madre de todos”. En Nueva Zelanda tiene un nombre de lo más original. La llaman en maorí: Kotuku, que significa la garza alba. Es un tipo de ave muy difícil de ver en el país y venerada por esta tribu nativa.

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