Son muy pocas las buenas noticias que han surgido de esta pandemia (en Reino Unido), aparte de la forma en la que el público británico se ha unido detrás del Servicio Nacional de Salud. Hay también otra evidencia menos obvia, que es que los hogares se han expuesto por medio de las videollamadas, atrayendo a los voyeristas que se encuentran entre nosotros, quienes están disfrutando de una buena mirada al interior de lo que normalmente está tras puertas cerradas. Estos sitios son a los que popularmente se les conoce como “estaciones zoom”, y el duque y la duquesa de Cornualles han hecho la suya visible hace algunos días.
El príncipe de Gales y Camila se han refugiado en Birkhall, su residencia en el Castillo de Balmoral, y su actividad en las redes sociales le ha dado al mundo una gloriosa visión de su vida doméstica, sus gustos y la manera en que les gusta vivir. Por supuesto, normalmente la pareja viviría una junto a la otra, pero desde que el príncipe Carlos dio positivo por Coronavirus hace un par de semanas, han estado viviendo separados en su propiedad de tres siglos, y solo antes de ayer, martes 7 de abril, se reunieron felizmente unos días antes de su 15 aniversario de boda, que es hoy.
Esto es lo que Tatler aprendió sobre el príncipe Carlos, tras un vistazo a su salón privado de dibujo y a su estudio privado en Birkhall, desde donde retransmitió este martes. Lo primero es lo primero: si Birkhall fuera un Club de Miembros Privado, definitivamente es más Garrick que Soho Farm House; tradicional, confortable y elegante. No hay lámparas de piña chifladas ni obras de Damien Hirst por ningún lado, y eso es algo de lo que podemos sentirnos seguros.
Aquí vemos que la familia es de suma importancia, una abundancia de fotografías familiares enmarcadas del pasado y del presente llenan el espacio del escritorio y la mesa. Entre ellas encontramos una adorable fotografía de la infancia de Carlos y su hermana menor, Ana, en Malta, alrededor de 1964/6, así como un glamuroso retrato familiar del príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles con Harry, Meghan, Guillermo, Kate y sus tres hijos en el bautizo del príncipe Louis en 2018.
Es bien sabido que el príncipe Carlos vive para su jardín, los jardines de Highgrove lo atestiguan y en esta imagen podemos observar narcisos primaverales de colores claros y una gran cantidad de lirios que florecen en un jarrón de porcelana china, muy posiblemente recogidos de los terrenos de Birkhall, que fueron diseñados y plantados por su abuela (Birkhall pertenecía previamente a la abuela de Carlos).
El príncipe Carlos es un hombre culto, sin duda, y sus instalaciones domésticas solo refuerzan esa verdad. Las fotografías se apilan en el piano; un par de gallinas de cerámica están apoyadas encima, posiblemente como un guiño a su amor por la agricultura, la naturaleza y por los objetos hermosos.
Su estudio, que nos permitió ver hace una semana, está repleto de libros, tanto de ficción como de no ficción; desde una enciclopedia ilustrada de plantas tropicales, hasta libros de carreras de caballos de Dick Francis, un jockey muy estimado antes de convertirse en autor. Lo único que no hemos visto es una Tatler, pero solo podemos asumir que se encuentra en otra habitación o que ya la ha descargado en su tablet.
Mientras tanto, la duquesa de Cornualles, al salir del aislamiento compartió una fotografía de una habitación deliciosamente caótica, muy parecida a la de su esposo. Llena de imágenes y tarjetas ilustradas con caballos, bebés y cachorros; incluso en el extremo izquierdo podemos ver un artilugio para ayudar a lanzar pelotas de tenis al aire para sus Jack Russells, Beth y Bluebell, quienes ansiosamente irán al rescate. Su escritorio está cargado de papelería; también hay artículos de escritorio más formales como un tintero y un sello de tartán. A la derecha, podemos ver algunas alegres flores de primavera, un conjunto de amarillo y morado, muy probablemente también arrancadas de los jardines de Birkhall. Así que, ¿qué nos dice todo esto de su gusto en interiorismo? Al igual que Carlos, la familia está a la orden del día (las estanterías están repletas de fotografías) y el estilo shabby chic es el look du jour (del día). No demasiado principesco, no demasiado preocupado, solo acogedor y cómodo.
También es tranquilizador que el duque y la duquesa, como muchos de nosotros, no tengan una configuración técnica avanzada, como micrófonos y otros, para videollamadas repentinas. En la fotografía de apertura, Tatler es capaz de observar que el príncipe se ha visto obligado a improvisar con su propio libro de tapa dura, Harmony: A New way of looking at our World(Armonía: Una nueva forma de ver nuestro mundo) al utilizarlo como soporte para su iPad.
Artículo publicado originalmente en la revista Tatler. Acceda al original aquí.
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