Ayer los reyes de los Países Bajos disfrutaron de una velada de ocio en Amsterdam donde se les vio acudir al estreno de la película Galapagos: Hope for the future. Una cita en la que el rey Guillermo vistió de esmoquin y Máxima de Holanda con unos llamativos pantalones de corte palazzo de lentejuelas y un cuerpo de terciopelo con un pronunciado escote en uve.
Una visita rápida a la capital holandesa pues hoy recibían en el Palacio de La Haya al presidente de Polonia Andrzej Duda y su pareja Agata Kornhauser-Duda. Una cita mucho más formal para la que Máxima de Holanda ha sorprendido con look sobrio de silueta pero de colores llamativos. Esta combinación arriesgada de colores es una de las especialidades de la reina de los Países Bajos y no es la primera vez que se atreve con mezclas imposibles.
Para esta ocasión ha elegido un abrigo de cuello alto fruncido en un color rojo intenso que ha combinado con accesorios en color vino. Unos guantes de piel, una cartera de mano y los zapatos. También llamaba la atención el original tocado, a modo de turbante, con redecilla negra y de color morado y rosa fucsia con un adorno en rojo. Para reafirmarse en esta, complicada para muchas, mezcla de tonos, la reina Máxima se ha pintado sus labios de un rosa intenso.
Ha llevado el pelo recogido y unos pendientes de grandes brillantes.
Era chocante verla con un look aparentemente demasiado abrigado, más propio quizá de un encuentro en el exterior que de uno dentro de uno las salas de Palacio. Bajo el abrigo se intuía una falda en color oscuro que harían juego con las medias de cristal negras.
Aunque estamos acostumbrados a la cuidadosa selección que hace Máxima de Holanda de cada uno de sus accesorios para que se encuentren la misma gama cromática que sus vestidos, lo cierto es que también es experta en hacer justo lo contrario, en mezclar colores explosivos y opuestos y conseguir que salga bien.
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